Amb una visió epidèrmica és possible que la festa ens semble una espécie de desficaci, un disbarat on tothom crida, corre, balla, canta, beu i menja de manera anormal: un caos. I és veritat que té molt del que hem dit, peró també té moltes altres coses quan aprofundim i guaitem el seu fons on podem trobar-nos amb una morfologia i una estructura original.
J. Henri Bouché Peris - "La Santantonà i el foc a Forcall"
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Conoce la Santantonà de Forcall
La Fiesta
Vestida de la Barraca
Vestida de la Barraca
La Vida del Santo
La Vida del Santo
La Santantonà
La Santantonà
Procesión de los Machos
Procesión de los Machos
Misa Solemne
Misa Solemne
Procesión de San Antonio Abad
Procesión de San Antonio Abad
Cercavila
Cercavila
La Sembrada
La Sembrada
Ball Rodat
Ball Rodat
El Asado de Chuletas
El Asado de Chuletas
Els Botets
Els Botets
Misa en honor de los Cofrades Difuntos
Misa en honor de los Cofrades Difuntos
Vestida de la Barraca
Proceso de montaje de la Barraca
Todo se inicia por la mañana. Unos pocos miembros de la Santantonà se quedan en la plaza. Los primeros trabajos son elegir el Maio, preparar el tronco, ponerle los soportes y más tarde se tiene que incorporar la Capolleta, parte superior de un pino y que ahora se añadirá al Mayo con una traca. También se tiene que esparcir la tierra para no echar a perder el suelo de la plaza y quitar la tierra del agujero donde se introducirá el Maio más tarde.
Otros integrantes de la Santantonà van hacia el bosque, donde con la ayuda de tractores bajarán las ramas que vestirán la Barraca por la tarde. Antiguamente, los masoveros contribuían con dos cargas de leña.
Finalizados estos trabajos, todas las personas van a comer juntos para estar a las 12:45 en la plaza. Todo se deja terminado para la "Plantà" del Maio a la una en punto (las doce viejas o solares).
La plaza es un hervidero de gente: mayores y niños, forcallanos y visitantes, la gente sale de aquí y de allá... aparatos fotográficos de todas las medidas aparecen para captar la mejor imagen. Los niños y las niñas de la escuela salen antes de tiempo de la escuela para cogerse a la cuerda y hacer subir el Maio.
Las campanas de la Iglesia tocan la oración. En el reloj de la fachada del Ayuntamiento tocan los cuartos. Hay un silencio que denota que algo importante sucederá en segundos. Una campanada clara y potente se escucha en la ágora forcallana. En el mismo momento, se escucha una voz poderosa: Aaaamunt el Mayo! Las cuerdas se tensan y el Mayo inicia su camino hacia la verticalidad. Cuando el Mayo está en la posición correcta el numeroso público reunido en la plaza Mayor inicia un breve e intenso aplauso. Poco a poco, la reunión se deshace, hay que ir a comer para prepararse para la tarde y la noche.
Las horas posteriores son para colocar las Costillas, proceso lento y pesado. También se clavan los Cimals de roble a una altura de dos metros, estos servirán de forjado para rematar la Barraca.
El paso siguiente es el que más se alarga temporalmente, hay que dejar las ramas lo más homogéneas posibles y muy apretadas. Las Costillas tienen que quedar ocultas y la estructura cónica tiene que ser lo más regular posible.
Primero se emplean grandes ramas de carrasca, enebro y pino; para más tarde, trabajar con ramas más pequeñas para que el recubrimiento sea casi perfecto. En la parte de bajo se dejan dos aperturas: una hacia el norte, de entrada; y otra hacia el sur, de salida.
Cuando la Barraca está rematada por arriba y abajo y la leña sobrante está recogida, la cueva natural y efímera está terminada para la Santantonà.
Barraca acabada.
La Vida del Santo
La Vida del Santo
La Vida del Santo es una pieza teatral breve y cómica en la que se narra la vida de San Antonio. Intervienen nuevo personajes: San Antonio, Luzbel, Morondo, Astucia, Pecado, Ángel y tres Diablillos.
Consta de dos partes:
En la primera, San Antonio es un patricio de una familia acomodada que decide repartir todas sus posesiones entre los pobres; Luzbel intentará apartarlo de estas ideas, mientras Morondo (personaje cómico) cumple las órdenes del amo.
En la segunda, todo los infernales actores tientan a San Antonio y Morondo que cuando están a punto de sucumbir son ayudados por Ángel.
Normalmente, la representación de La Vida del Santo no se interpreta todos los años, pero es un elemento que da vistosidad a la fiesta. Esta pieza se interpreta el viernes al atardecer, un rato antes de la Santantonà.
Actores de la Vida del Sant 2010. Foto: X Segura
La Santantonà
La Santantonà
Este texto es parte del libro La Santantonada de Forcall (Segura, 2011).
"La noche es oscura y fría, pero hoy en el pueblo se respira vida, hay más casas abiertas de lo que es habitual, y las que no estaban cerradas tienen más inquilinos que un día cualquiera. Hoy, en el ágora forcallana hay centenares de testigos, ayer décenas y anteayer unidades.
Las Tronques son un referente, allí reencontramos los amigos, los familiares, los vecinos que hace tiempos que no vemos y allí nos guarecemos del frío. Todos somos los espectadores de esta escenificación. Unos cuántos aprovechan los últimos momentos para hacer el ritual de la Barraca. Los novatos admiran la construcción mientras que ojos expertos la examinan y comentan impresiones, si es más grande o más pequeña, si está bien acabada, si ha quedado más desordenada o más aseada. También vuelan las noticias o las anécdotas que han sucedido en el montaje de la Barraca: si el Maio no subía o ha quedado torcido, o si se les ha hecho tarde, o si eran mucha gente o poca para vestir la Barraca. La representación va llegando a la hora del inicio, está a punto de empezar.
Niños y niñas revolotean por el escenario disfrazados con la indumentaria demoníaca. El conjunto de diminutas Botargues (demonios) va amenazando a los espectadores, avanzando la acción de los personajes mayores, atrayendo la atención de los espectadores, como si los despistaron. De repente, tambores y dulzainas callan el murmullo, el cortejo diabólico irrumpe en la escena. Empieza el desfile, empieza la representación, empieza la Santantonada.
La Santantonada es un desfile que escenifica la vida de san Antonio Abat.
De lejos, en medio del público podemos distinguir el cortejo. Lo que primero vemos son los dos Cremallers; además de personajes, son unos útiles de unos dos metros de altura rematados por un recipiente metálico donde se depositan las teas encendidas. Avanzan conscientes que son depositarios del elemento protagonista de la fiesta: el fuego. Desfilan con paso decidido y ceremonial contrastado con el movimiento frenético del resto de los personajes. Asistiendo los primeros, desfilan los Teeros, actores secundarios que circulan arriba y abajo con un malogrado sarió lleno de teas, con las cuales alimentan el fuego móvil.
Si lo primero que vemos son los Cremallers, lo primero que oímos son los cascabeles y las campanillas que cuelgan del cinturón del Despullat. Este es el cabecilla, el autor material y intelectual de todos los entuertos. Siempre desfila escoltado por unos cuántos demonios fieles a sus trabajos y mandatos. Ahora persigue a los espectadores, después se le ocurrirá violar la tranquilidad de un domicilio, ensartándose por las fachadas y penetrando de manera más o menos permitida en la intimidad de alguna familia que todavía permanecía en su casa. En la mano lleva una cuerda de la cual estira y arrastra los condenados, san Antonio y san Pablo.
Después de asediar a la multitud, de perseguirla, los actores se retiran por uno de los callejones que confluyen en la plaza. Abandonan el escenario. Acaba el primer acto, la comitiva también abandona el escenario, la plaza recobra la tranquilidad. Pero la representación se muestra en otro marco, las calles del pueblo. La procesión continúa por la calle de la Vilanova, enlaza por el Solanà con la calle de san Vicente y emprende el camino de regreso al ágora. Un grupo de personajes rezagados se dirige decididamente hacia nosotros, no tienen ninguna buena intención, somos intimidados y asediados insistentemente, hasta que por fin abandonan la maléfica tarea para volver a la disciplina. Son Botargues. En un número indeterminado asedian, transgreden morales y domicilios, producen excesos y lascívia, provocan y dan risa con movimientos y piruetas atrevidas y grotescas o bailan la coreografía al sonido de la dulzaina con los brazos levantados cogiendo con las dos manos los extremos del Pellot. El Pellot es el instrumento que asen las Botargues. Elaborado a partir de un saco de papel enrollado a manera de palo y asegurado por cordeles, golpean los espectadores, a tierra y les vale para desarrollar sus acciones.
Empieza el segundo acto, los personajes vuelven a la escena. La platea está atestada, los balcones que cuelgan de las fachadas de la plaza hacen la función de palcos. La escenografía está a punto. El paso por la plaza será breve, pero tan intenso como el primero. Esta vuelta hemos podido ver todos los personajes. Nos ha llamado la atención la Filoseta. Es el tercero de los demonios. El único personaje femenino que interviene en la Santantonada, pero lo representa un hombre disfrazado de mujer. La Filoseta simboliza las tentaciones carnales que sufrió el santo eremita, figuración que exagera de manera grotesca en sus movimientos. Su indumentaria se compone de un vestido que resalta los atributos sexuales femeninos (pechos grandes y caderas anchas). Nos encontramos con la posible representación de las Parcas o Moiras, aquellas deidades mitológicas de origen griego que controlaban el metafórico hilo de la vida de los mortales y de los inmortales desde su nacimiento hasta la muerte.
Ahora podemos contemplar nuevos personajes que no habíamos podido distinguir con claridad. Son los antagonistes a tanta maldad. Son san Antonio y san Pablo. Del primero ya conocemos la vida, del segundo sabemos menos. San Pablo, el eterno acompañante de san Antonio en la fiesta forcallana, fue un campesino de avanzada edad que decidió, ante circunstancias adversas de la vida, hacerse monje. Para conseguir su misión, fue a ver san Antonio y este lo rechazó como discípulo en varias ocasiones. Finalmente, san Pablo logró su intención, convertirse en eremita no muy lejos de donde se había establecido su maestro. A san Pablo se le otorga la habilidad de curar y expulsar demonios.
Volvemos a la trama sanantoniana. Nuestros antagonistas, san Antonio y san Pablo, son capturados, esposados, vejados, golpeados, tentados, arrastrados y conducidos hasta la profundidad del fuego y las tinieblas por la maléfica turba.
Los dolores y sufrimientos sufridos por los condenados despiertan en los espectadores sentimientos de empatía, tan propios de los humanos. Pero no nos podemos fiar, la maldad que se respira ha golpeado nuestros benefactores, ha hecho agujero en la solidez moral de los eremitas y en muchas ocasiones las actitudes y acciones de los santos son propias de los mismos esbirros de Satanás. Los espectadores quedan turbados, malogradas sus creencias, no entienden como unos padres del cristianismo sucumben al poder del Infierno.
Acaba el segundo acto, los personajes van abandonando el ágora. A la vez, el ritmo vivo de gaitas y tambores va perdiendo sonoridad y deja a un murmullo que ya no es aquel del principio de la obra, es más intenso, más nervioso, más expectante, denota como la tensión dramática va in crescendo.
El entreacto consiste en un desfile que sigue el viejo itinerario estipulado, convirtiendo o haciendo partícipe todo el pueblo del que sucede al escenario principal: calles Arrabal, san Ramón y San Roque hasta circundar la iglesia, después calle del Carmen y el de la Pelota, para acceder a la escena desde el párodo que ofrece el estrecho Regall (calle de los Dolores), entre la casa solariega de los Osset y el Graneret.
Dentro de la guerra se declaran pequeñas treguas, paradas obligatorias a casa Mayorales. Allí se ofrece a los actores un descanso con bebidas y pastas típicas. A los Mayorales se unen algunas almas misericordiosas que abren puertas para ofrecer descanso y alimento a los personajes. Son pequeñas interrupciones dentro de la guerra, la lucha se detiene, se cogen fuerzas para la batalla final. ¿Quién ganará?
Hemos descifrado los personajes, el escenario, la escenografía y el hilo argumental. Los fieles congregados conocemos todos los aspectos de la representación, pero estamos expectantes, nerviosos como el primer día, a pesar de que la tradición prescribe un final. Presenciaremos el espectáculo con renovada emoción. La luz del Cremaller se refleja por la fachada principal del palacio Osset, estamos a punto de empezar el tercer acto y el clímax se aproxima. La música ya se oye cada vez más cerca. La gente ha agotado los últimos instantes para hacer el ritual del Maio y se va amontonando en las aceras, dibujando un espacio circular entre la primera fila y la Barraca, donde tiene que tener lugar la escena final. Abriéndose entre los espectadores aparece el Despullat. Sus cascabeles suenan intensamente, estira la cuerda con fuerza, hace piruetas, asedia los espectadores. Siguiéndolo, las Botargues y, poco más tarde, la Filoseta. La cuerda se tensa y aparecen unos malogrados reos, muy castigados por los trabajos de sus verdugos. Mientras tanto, los actores van interpretando su papel: tientan, asedian, transgreden morales y domicilios, producen excesos y lascívia, provocan y dan risa con movimientos y piruetas atrevidas y estrafalarias, o bailan la coreografía al sonido de la dulzaina.
Los Cremallers toman posiciones. Se colocan cerca de la Barraca, en el diámetro perpendicular al de las aperturas de la efímera arquitectura. Estamos a punto de presenciar el momento culminante de la obra. Los espectadores acechan, se sienten aterrados por el que los pueden hacer los demonios y nerviosos para ver qué sucederá. Los Ccremallers levantan las antorchas, ahora desbordantes por ser depositarias de grandes cantidades de teas encendidas. Las llamas se mueven violentas, inestables, como si quisieran llegar por sí mismas la montaña de ramas secas. Es el momento, el Despullat ha penetrado la cueva, se adentra en las profundidades de la Tierra, ha entrado al Infierno seguido de una multitud de Botargues. Desde allí toman con fuerza la cuerda, con un tira y afloja con san Antonio y san Pablo. Estos se resisten no con poco esfuerzo. El fuego va tomando la Barraca, las llamas dan impulso a los demonios y el Santo está cada vez más cerca de la puerta del abismo. Más fuego, más llamas, más poder para los malditos. San Antonio no puede más y cae tumbando con su desfallecimiento el compañero de tortura. El último esfuerzo de la tropa infernal, y los Benditos, a pesar de la voluntad del público, son vencidos.
El Mal ha triunfado, ha vencido, ha derrotado el Bien. Las llamas del infierno devoran hasta el más asceta, el más virtuoso de los creyentes, quien con sus oraciones y acciones se aproxima más a Dios y por equivalencia al mismo creador. No hay esperanza, la eterna lucha se ha decantado, se ha decidido en un remoto lugar, un pequeño pueblo enclavado en un valle abrupto. Las llamas queman con intensidad la Barraca, qué desolación, la muerte del Santo es sentida tan profundamente por los espectadores —se sienten tan indefensos ante el advenimiento del mal, de la oscuridad, del frío eterno— que incluso la dulzaina entona una melodía profunda y solemne.
El equilibrio del Universo se ha roto, la desaparición del Bien hace inútil la existencia del Mal. Botargues, Despullat, Filoseta y otros personajes infernales caen al suelo fulminados, se retuercen de dolor, la victoria se convierte en derrota propia, son a la vez reos y verdugos de sus propios entuertos. El caos, la nada son impensables, no pueden acontecer. En el mismo instante en qué todo parece perdido, resurgen de entre las llamas las figuras malogradas de nuestros benefactores. San Antonio y san Pablo han escapado del infierno, no han sucumbido a la acción de la infernal tropa. La estancia en la satánica caverna ha sido breve, los ha valido para experimentar expiación y catarsis de los propios pecados a través del fuego. Han revocado toda sombra que el Mal hubiera podido dejar en sus inmaculadas almas y han renovado los votos de humildad y virtud propios de la ascética santidad. La orquesta celebra el éxtasis, recuperando el ritmo vivo y alegre con que animaba la representación. Todos los personajes juntos: santos y demonios, celebran exultantes la renovación del contrato; el conflicto y la lucha entre el Bien y el Mal se ha prorrogado por un año.
Ahora bailan todos juntos una anárquica coreografía alrededor de la Barraca, de la cueva ardiente, tomando el fuego de la pira y haciéndolo llegar a través de bengalas a los asistentes, como si quisieron hacer partícipes a todos los convocados de la catarsis que ha tenido lugar. Los concurrentes más atrevidos, o aquellos que necesitan una purificación más profunda, se arman de valor y penetran la infernal arquitectura. Dentro de la Tierra, los esperan parte de la legión infernal para darles la bienvenida. Cuando el fuego expiatorio ha cumplido su misión, los purgados son expulsados del infierno por la apertura contraria. Se desarrolla esta cíclica tarea mientras el calor del fuego no se haga insoportable y la seguridad manda cerrar las puertas. Los que no han podido cumplir su voto tendrán un año de espera, mientras que el resto de espectadores se conforman con el bautizo de cenizas que la Barraca encendida expulsa hacia la cerrada noche y que después precipitan en cabezas y vestiduras que protegen del frío.
Todo gracias al fuego expiatorio que ha hecho su función, purgando los malos pensamientos y las malévolas acciones. El fuego es en la fiesta sanantoniana protagonista y benefactor, pero a la vez antagonista y destructor. El fuego ha intentado arrasar la Barraca. La naturaleza muerta, segada el día de San Esteban y que los tramoyistas han dotado nuevamente de vida en un esfuerzo mágico y titánico, ahora quema y se consume bajo la mirada atenta de los espectadores. Quedará la estructura, la esencia de la Barraca. Los incendios dejan destrucción y desolación, pero la naturaleza se regenera, renace, rebrota en cada ciclo primaveral. Las cenizas de los incendios sirven para adobar la castigada tierra.
La gran pira quema sublime, vigorosamente expulsa al cielo nocturno chispas encendidas que se elevan y se pierden de vista empujadas por otros que con renovada vitalidad emanan del crematorio de pecados y culpas. La hoguera forcallana sólo quiere contribuir a la tarea común que pretenden tantas otras llamas que se encenderán por todas partes en fechas aproximadas, dentro del marco de las fiestas solsticiales. La ambiciosa tarea consiste a dar fuerza al debilitado Sol para que vuelva a calentar, porque se muestre en plenitud, porque gane terreno a las noches largas y oscuras del invierno, porque con su luz y calor impulse y despierte la naturaleza dormida, de la vida, de los frutos, de los alimentos. Porque vuelvo a ser el Sol invicto. La obra ha concluido, ha asombrado a los neonatos en la fiesta y ha convencido los viejos practicantes. Mientras, los que se confiesan agnósticos o ateos dicen quedar indiferentes —pero no me los creo, no creo que pasando por la barraca no hayan sentido la más minúscula emoción interior, no creo que cualquiera de los personajes en sus acciones no los haya hecho sufrir una mínima angustia en su espíritu, no los creo-.
Mientras hago todos estos pensamientos, la música se ha silenciado, se oye un silencio respetuoso que se irá disolviendo con el paso de los minutos. A la vez que los espectadores van recobrando la serenidad física y espiritual, irrumpe un rumor creciente que evalúa el que se ha vivido en la plaza. Es la antítesis, la lucha entre contrarios, quienes estructura y define la representación sanantoniana: Bien y Mal, santos y demonios, anarquía y orden, pecado y perdón, fuego y vegetación, vida y muerto, triunfo y derrota, calor y frío, oscuridad y luz, silencio y ruido…
La Santantonada se muestra como una construcción que amalgama elementos recogidos de antiguas sociedades y culturas que se desarrollaron por estos lugares. La fiesta forcallana esconde rastros de antiguos ritos de distantes y olvidadas religiones agrarias, de ritos de fertilidad, de ritos totémicos, similitudes con expresiones de las culturas mediterráneas o de ritos de magia homeopática. Todas estas improntas han sido absorbidas por el cristianismo que ha oficializado y distorsionado a lo largo del tiempo todas las manifestaciones paganas contrarias o peligrosas a su doctrina, San Antonio no es el único ejemplo. Tenemos fiestas equinocciales de marzo, como las Fallas que pasan bajo la advocación de San José, o las solsticiales de junio a San Juan.
Todo esta mixtura de elementos permite un abanico amplio de visiones, todas válidas, todas aceptables. Podemos interpretar la Santantonada como pervivencias culturales ancestrales, como restos de un mundo místico, mágico y telúrico. Quizás algunos lo ven como un rito de fertilidad o un rito catártico. Otros como una representación hagiográfica. Pero mi respuesta sería: “no sé como interpretar la Santantonada, se hace porque siempre se ha hecho, porque se hace de esta y no de otro manera, porque siempre ha sido así y el año que viene será igual y diferente a la vez, ni mejor ni peor”.
La riqueza de la fiesta antoniana es fruto del rico sustrato cultural que aflora con sólo que se profundice un poco en su conocimiento y que esconde, en sus elementos más ocultos, señales de una carga simbólica profunda. Símbolos que han perdido su significado original, pero que la sociedad actual tiene que saber interpretar desde las perspectivas de los tiempos que nos toca vivir. Somos portadores de una herencia que no tenemos que dejar perder, no conoceremos con profundidad todos los significados y detalles de la Santantonada, pero lo que sí que sabemos como pueblo, como comunidad, es que tenemos que transmitirla a las generaciones futuras.
La Santantonada es para los forcallanos un símbolo, una parte importantísima de su esencia como pueblo".
Cartel anunciador del Sant Antonio 2014
Procesión de los Machos
Procesión de los Machos
Minutos después del éxtasis del fuego y la apoteósis de las representaciones paganas del San Antonio forcallano; y cuando las últimas llamas están transformando troncos y ramas en brasas y cenizas es momento para iniciar los actos con marcadas raíces religiosas.
Ante el Ayuntamiento empiezan a aparecer caballerías y una legión de animales de todas las especies. Personas y animales se preparan para la Procesión de los Machos. Encabezan la marcha las autoridades civiles del municipio, los Mayorales también tienen su lugar y otros participantes encima de cualquier especie de équido. Estos animales van adornados con unas preciosas mantas y cabestros que son auténticos tesoros familiares y que se han diseñado, dibujado y bordado para esta finalidad. Detrás, un exiguo ejército, desordenado y ruidoso, con todo tipo de animales.
El cortejo toma el mismo camino que ha seguido la Santantonà y que seguirán la mayoría de los actos durante todo el fin de semana sanantoniano. Llegados frente a la iglesia el sacerdote del pueblo bendecirá a cada uno de los animales que forman la procesión. El desfile vuelve a la plaza y desde allí van hacia la casa del primer Mayoral donde las Mayoralesas con inmaculados delantales entregarán como obsequio una coqueta de media libra a todos los participantes.
Ahora se dejarán los animales en sus lugares. Los actos oficiales del día de la Santantonà se habrán acabado, pero el tiznado esqueleto de la Barraca todavía disfruta de muy buena compañía. Mucha gente asará alguna vianda en las brasas de la pira sanantoniana. La Mayoralía habrá preparado una verbena que se alargará hasta las primeras luces del día de la fiesta dedicado en San Antonio Abad.
Misa Solemne
Misa Solemne
El sábado por la mañana es el día de venerar el Santo bajo la advocación del cual está la fiesta. Antiguamente, siempre era el día 17 de enero, festividad de San Antonio Abad; pero la falta de trabajo hizo que muchos forcallanos y muchas forcallanas salieran del pueblo a lo largo del siglo XX. Ahora, las celebraciones se hacen en fin de semana más cercano al 17 de enero para acoger la mayor cantidad de paisanos posibles.
Las personas más fieles van hacia el templo parroquial con las vestimentas invernales más elegantes donde los ministros de la Iglesia oficiarán la ceremonia religiosa. La iglesia se queda pequeña para acoger todos los devotos. La Mayoralía encabeza la representación civil.
Este es el principal acontecimiento religioso del tríduum sanantoniano, no tenemos que olvidar que la fiesta tiene una fuerte vertiente religiosa.
Procesión de San Antonio Abad
Procesión de San Antonio Abad
Minutos después de acabada la Misa en honor en San Antonio Abad, los fieles se organizan para rendir culto al Santo en la procesión en San Antonio. Salen numerosas hachas, guiones, banderas; y como no, el guión flanqueado por dos hachas y la bandera de San Antonio. También sale la peana llevada por cuatro voluntarios. Cierra la procesión el clero que en medio de la plaza reza una oración.
Este acto también tiene su melodía tradicional, dulzaineros y tamborileros se encargan de poner música y acompañar toda la Procesión.
El acto finaliza cuando todo el mundo deja los estandartes en la iglesia, en ese momento las personas asistentes charlan y comentan el desarrollo de los actos festivos.
El epílogo de este acontecimiento es ir a tomar la pasta a casa del primer Mayoral del San Antonio forcallano. Una copa de licor acompañará a las pastas y a la vez ayudará a tragar mejor coquetas y rolletas que se ofrecen a los asistentes a la procesión.
Cercavila
Cercavila
Una vez acabados los actos religiosos más importantes, Misa y Procesión; se inicia la Cercavila. Este es un acto sencillo que forma parte de la tradición del San Antonio forcallano. En el desfile participan las Grupas, los Dulzaineros y los Tamborileros y la Mayoralía (que desfila con bandejas, donde algún vecino o vecina del pueblo deposita dinero para la fiesta).
Ahora pasaré a explicar que son las Grupas. En Forcall denominamos Grupa al conjunto formado por una caballería engalanada, una pareja con el vestido tradicional a caballo del animal y el guía.
Las caballerías van engalanadas con cabestre (pieza que se pone a la cabeza) decorado con todas las filigranas imaginables. Una manta es una pieza de tela de terciopelo o similar con bordados coloridos y preciosistas rematados con lentejuelas y pedrería.
La pareja que va a caballo viste así: ella con faldas largas, mantón de Manila, alpargatas y el cabello recogido; él con faja roja, chaleco, camisa blanca y sombrero. La pareja va tirando caramelos a los niños. Además, el guía es la persona que lleva de la cuerda al équido.
La Sembrada
La Siembra
La Siembra tiene lugar la tarde del día de San Antonio. Este es un rito de fuerte carácter agrícola. La Siembra es un simulacro de las tareas que se desarrollan en el campo para conseguir una buena cosecha.
En primer lugar todo el desfile recorre las calles que ven pasar el grueso de las actividades festivas. Llegado el cortejo a la plaza, un par de équidos uncidos y conducidos por los Mayorales llevan un arado con el cúal simularán labrar la tierra. Otra pareja de animales uncidos arrastran una tabla para dejar uniforme el imaginario campo de cultivo. Mientras, los Mayorales van sembrando. Pero en vez de semillas ahora llenan los imaginarios surcos de mandarinas, nueces, cacahuetes, caramelos y otros ingredientes que los más jóvenes de la población se afanan en recoger.
En este acontecimiento todas las personas voluntarias se disfrazan y Forcall celebra su Carnaval.
Mayoral en un momento de la Siembra. Foto: S Bordas
Ball Rodat
El Ball Rodat
El día de San Antonio, sábado por la noche, tiene lugar el tradicional Ball Rodat. Esta danza sólo tiene lugar dos veces al año en Forcall, aunque antiguamente se bailaba más veces. Una la que he mencionado por San Antonio, la otra tiene lugar el día de San Víctor en las Fiestas Patronales. Se denomina Ball Rodat porque el grueso del acto los participantes se sitúan en formación circular.
La danza la encabeza la Mayoralía, los familiares, la Santantonà y el resto de personas voluntarias de cualquier edad. El Ball Rodat está danzado por parejas: un hombre y una mujer o una niña y un niño. Ellas van vestidas de labradoras: con falda larga, mantón de Manila y el cabello recogido. Ellos visten chaleco negro, faja roja y sombrero.
La música está a cargo de los Dulzaineros y Tamborileros de Forcall que tocan jotas y, al finalizar, algún pasodoble y algún vals.
El Ball Rodat se inicia con jotas y todas las parejas participantes yendo y viniendo por la plaza Mayor de la villa. Cuando el dúo que va al frente lo cree oportuno se hace un círculo ante la fachada del Ayuntamiento (y por eso aquello del Ball Rodat).
Se forman dos anillas: hombres y niños se quedan en el interior, mientras mujeres y niñas se quedan en el exterior. Cada vez que los músicos tocan una melodía la pareja del momento baila. Cuando finaliza las mujeres cambian de bailador y van hacia la derecha. Nueva tocata y nueva pareja. Así hasta que todos han bailado con todas y todas con todos.
Al finalizar el Ball Rodat, los músicos interpretan algún pasodoble o vals. Se vuelve a hacer la hilada primigenia y se dan más vueltas por la plaza.
Todo acaba en casa del primer Mayoral tomando una pasta y un vasito de moscatel, anís o cualquiera otro licor.
El Asado de Chuletas
La Rostida de Xulles
Este es un acto sencillo, pero muy querido y participativo. Durante toda la mañana de domingo, día de los Botets, la Mayoralía prepara los ingredientes, los instrumentos y toda la materia prima que se servirá hacia el mediodía. Algunos de los más veteranos de la Santantonà se encargan de hacer el allioli. La sabrosa salsa irá acompañada de chuletas de cordero asadas, pan, olivas y vino. Los Mayorales y las Mayoralesas trabajan de lo lindo durante unas horas para saciar el apetito de forcallanas, forcallanos y visitantes que acuden en la plaza que en jornadas de buen tiempo parece un inmenso comedor.
Las mesas y sillas de peñas de amigos buscan los espacios donde el sol iluminará la sobremesa para alargar las últimas horas de fiesta del intenso fin de semana de celebraciones sanantonianas.
La plaza Mayor en el momento de la Rostida de Xulles. Foto: S Bordas
Els Botets
Els Botets
El penúltimo acto oficial del San Antonio forcallano recibe el nombre de los Botets. Pero ¿qué son los Botets? Los Botets son instrumentos elaborados con piel de cabra que antiguamente servían para transportar líquidos: especialmente vino y aceite. Este acontecimiento da lugar a toda la jornada: el día de los Botets.
Justo después de la comida comunitaria de la Rostida de Xulles se inician los Botets. Los Dulzaineros y Tamborileros empiezan a tocar una melodía que tiene el mismo nombre que el acto. Miembros de la Santantonà los acompañan con una barra con unos ganchos. Y numerosos niños corren delante y detrás. El objetivo es recoger animales que se entregarán como galardón en las diferentes pruebas. Distintas personas del pueblo han acordado con la Mayoralía la donación de conejos y todo tipo de aves de corral. El pasacalle recorre las mismas calles de la Santantonà y la mayoría de las actividades.
Una vez llegados en la plaza es hora de iniciar los juegos.
Algún integrante de la Santantonà organiza las carreras que pueden ser de velocidad o de habilidad y que gana el primero de los participantes que toca la barra de la cual cuelgan los animalillos.
Acabadas las mismas, se inician las Ollas. Desde la puerta del Ayuntamiento hasta un balcón de la otra parte de la plaza se ata una cuerda de la cual se han anudado una docena de ollas de barro. Niños y niñas hacen cola, se les da un palo y se les protege con un casco. Aquel que rompa la olla se lleva el contenido.
Con las últimas luces de domingo se inicia la competición que da nombre a la fiesta. Se disponen cuatro o cinco Botets en hilada y niñas y niños hacen cola. Saltan los Botets a medio hinchar con los pies juntos. Aquella persona que pasa todos los Botets sin pararse obtiene como premio un conejo.
Mientras las Mayoralesas van pasando con rolletas partidas y los porrones llenos de moscatel.
Miembros de la Santantonà preparando Els Botets. Foto: M García
Misa en honor de los Cofrades Difuntos
Misa en honor de les Cofrades Difuntos
Es difícil saber en qué momento se acaba la fiesta de San Antonio en Forcall, pero todo indica que es al finalizar els Botets el domingo por la tarde. Pero, todavía es más difícil saber cuando se inicia el siguiente ciclo.
El punto de inflexión más claro parece ser la Misa en honor de los Cofrades Difuntos. En este acto religioso se cierra de manera oficial la fiesta del año en curso, y al finalizar la ceremonia, el sacerdote nombra con alegría los nombres y apellidos de la Mayoralía del año siguiente.
La Misa es un tributo a todas aquellas persones difuntas que en su tiempo ayudaron al sostenimiento de la fiesta; pero de manera particular, a todos los Cofrades. No se tiene que olvidar que la primera noticia documental que tenemos del San Antonio forcallano hace referencia a una Cofradía de San Antonio en el siglo XIV.
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